Ginebra y Lancelot materializaron durante una sola noche un amor que durante años había sido platónico. Sin embargo, la reina, pese a amar con locura a su caballero, decidió que su deber era regresar con Arturo a Camelot, donde éste luchaba contra su propio hijo. Arturo la perdonó.
0 comentarios:
Publicar un comentario en la entrada